El estrés docente es algo ya generalizado (y normalizado) entre los profesionales de la enseñanza. Pero en ocasiones ese estrés puede verse derivado en el síndrome del profesor quemado o burnout docente. ¿Llevas un tiempo estresado y te sientes frustrado? Lee el artículo completo para descubrir si tienes este síndrome y ponerle solución.
Este síndrome tiene consecuencias graves que a la larga puede afectar a la salud del docente y también puede ser perjudicial para los alumnos. Por eso, es un tema que tratamos en el módulo 2 de nuestro máster en enseñanza de español en múltiples contextos.
¿Quieres saber qué es el burnout docente, sus características, síntomas para detectarlo y cómo tratarlo? ¡Te lo contamos todo a continuación!
¿Qué es el síndrome del profesor quemado?
El burnout es un síndrome relacionado con el desgaste emocional y llevado al ámbito de la enseñanza podemos definirlo como:
El desgaste emocional y físico asociado con el estrés (extremo y crónico) que sufren los docentes por la pérdida de autoridad y/o desafíos a los que se tienen que enfrentar por la rebeldía de algunos de sus alumnos.
Además del estrés, otro motivo por el que surge el burnout puede ser por las malas condiciones laborales.
Ojo, habría que distinguir entre un tipo de estrés bueno y otro malo. El profesor que tiene exceso de trabajo (igual que en otras profesiones) sentirá estrés. Pero distinto es que un profesor vaya a clase y sienta desmotivación y poca ilusión por enseñar; teniendo en cuenta que esta profesión suele ser en muchos casos vocacional.
En este último caso, hay muchos factores que propician la aparición de este estrés malo, derivado en burnout docente; algunos de estos factores pueden ser la relación con los compañeros, la personalidad y forma de ser, las familias de los alumnos, entre otras.
¿Cuáles son los síntomas más comunes del burnout docente?
Estas son algunas indicaciones que te dirán si estás sufriendo el síndrome del profesor quemado:
- Agotamiento emocional sostenido en el tiempo: no tienes ganas de hacer nada, estás triste, cansado y sientes inestabilidad emocional todo el tiempo. Todo esto se traduce en dolores de cabeza, insomnio y problemas intestinales. Y como hemos dicho anteriormente el estado emocional se altera.
- Insatisfacción personal: no te sientes lleno con tu trabajo, sientes que has fracasado y te encuentras impotente en situaciones cotidianas del aula. Algo que puede llegar a afectar en la esfera más privada.
- Menosprecio hacia tu persona: te encierras tanto en ti mismo que pierdes el interés en lo que era tu pasión. Las clases ya las das de forma automatizada, sin emoción alguna y sin sentir nada. Algo que tus alumnos notarán en clase y les llevará a desmotivarse, desconcentrarse y perder el interés. Esto se traduce en ignorar a los alumnos, castigar poniendo deberes, salir de clase sin terminar la clase o gritar a tus alumnos.
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¿Qué tratamiento hay para curar el síndrome del profesor quemado?
La detección temprana de este síndrome es de crucial importancia, ya que influye en la calidad de la educación de los niños y en la salud de los docentes. Pero, ¿hay alguna forma de ponerle solución o tratarlo? Sí, y estas son algunas soluciones:
1. El profesor debe ser consciente de lo que está sufriendo y debe poner de su parte para que las cosas cambien.
2. No echar la culpa a los estudiantes.
3. Enfocar el contenido desde una perspectiva práctica y no teórica para que los alumnos de verdad aprendan. Eso te ayudará a sentirte más realizado y aumentará tu autoestima.
4. En lugar de ser más exigente, sé realista con los objetivos que te propongas y atiende las necesidades de los estudiantes y sus dudas.
5. Haz un parón para analizar el centro, a los compañeros, a los alumnos y a las familias.
6. Separa la vida laboral de la familiar.
7. Sé optimista e intenta estar de buen humor. A la hora de enfrentarte a un problema con actitud positiva saldrás mejor del paso.
8. No veas a otros compañeros o a las familias como tu enemigo. Apóyate en ellos, ¡son tus aliados! Pues sobre todo los padres deben estar implicados en el proceso de aprendizaje de sus hijos. Hazles sentir partes importantes en ese proceso.
Consejo final
Muchas veces el síndrome de burnout se ve reflejado en los docentes por una falta de medios para realizar las tareas que los centros exigen, por la falta de definición del rol profesional o por una falta de control del propio trabajo. Como ves, este síndrome es muy común que aparezca. Está en tu mano detectarlo, cuidarte y poner de tu parte para mejorar tu bienestar y autocuidado.
No dudes en pedir ayuda profesional si te sientes desbordado y crees que puedes tener el síndrome del profesor quemado. Y recuerda que reconocer el problema es ya el primer paso para intentar solucionarlo y seguir desempeñando con normalidad y pasión tu actividad docente, sin que los alumnos salgan perjudicados.
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