Uno de los temas que tratamos en la primera sesión del Claustro ELEI ha sido cómo ofrecer una retroalimentación de forma respetuosa en el aula, bajo el paradigma de disciplina positiva. Si quieres ver el vídeo completo de la masterclass, puedes ver el replay aquí.
En la carrera de Psicología o Magisterio se sigue hablando del refuerzo positivo. Lo que viene a decir que para que un alumno cambie un mal comportamiento, a cambio debemos ofrecerle un premio o refuerzo. Pero, ¿es esto efectivo?
A continuación, queremos explicar qué es la disciplina positiva, sus principios, cómo aplicarla en el aula para niños y adolescentes, sin olvidar algunas cuestiones que a día de hoy están empezando a cambiar para contribuir a una sociedad mejor.
¿Qué es la disciplina positiva? Definición y principios
La disciplina positiva es una metodología pedagógica basada en educar y guiar a los alumnos desde el punto de vista de la comprensión, la empatía y el respeto.
La disciplina positiva se caracteriza por el respeto y la individualidad, con el objetivo de atender a las necesidades de cada alumno.
Estos son los principios en los que se basa la disciplina positiva entre docente y alumno:
- Comunicación y entendimiento mutuo.
- Respeto.
- Conexión emocional y vínculo afectivo. Descubre cómo trabajar la afectividad en el aula de ELE.
- Implicación del niño para establecer las normas entre todos.
- Desarrollo de la inteligencia emocional, ya que se evita el castigo y nos centramos en el enfoque de soluciones.
- Desarrollo de la autonomía del niño, ya que la disciplina positiva ayuda al niño a ser resolutivo y a tomar sus propias decisiones sin necesitar la aprobación de nadie.
Cómo aplicar la disciplina positiva en el aula
Para aplicar la disciplina positiva en el aula de idiomas desde la comprensión, el respeto y el acompañamiento como guía, hay una serie de cuestiones que queremos plantear: por un lado, las diferencias entre normas y límites y, por otro lado, los castigos.
Ejemplo práctico para reflexionar
¿Sabes que sienten los niños cuando les castigamos? Te proponemos un ejercicio para que lo entiendas:
Imagina que tu jefa te pide un informe que por el motivo que sea no has podido entregar. Y como castigo te dice que no podrás descansar durante el almuerzo durante 3 días. Te lo dice gritando y delante de todos tus compañeros.
¿Cómo te sentirías? ¿Estarías motivado a hacerlo mejor la próxima vez o en cambio te sientes humillado y frustrado? ¿Querrías hablar con ella para encontrar una solución o preferirías “vengarte” de ella?
Entonces, ¿para que los niños aprendan algo primero tenemos que hacerles sentir mal?
Esta es la prueba de que cuando alguien te castiga lo que menos te apetece es aprender de esa persona. Y si no vuelve a hacerlo es para evitar esa humillación y no por una motivación interna.
Normas y límites: diferencias
Este método que explicamos hoy aquí defiende dejar a un lado los gritos y establecer normas y límites. Vamos a ver las diferencias entre ambos:
¿Qué son las normas?
- Las normas velan por una convivencia sana entre varias personas.
- Las normas están vivas y son dinámicas. Es decir, se pueden modificar, añadir otras durante el curso o eliminar las que consideres oportunas. No a todos los grupos funcionan las mismas normas.
- Las normas se elaboran en consenso, entre todos, ya sea a través de asambleas o reuniones en clase. Y no deben ponerse más de 10 para que el alumno las asuma. Si alguien no está de acuerdo, se debe valorar su punto de vista.
- Las normas son negociables.
¿Qué son los límites?
- Un límite vela por la salud e integridad del niño. Por ejemplo, ponerse de pie en una silla en clase para ver por la ventana.
- Los límites son estáticos e inamovibles.
- Los límites los establece la persona adulta. A nivel cerebral el niño no tiene la capacidad de prever el peligro. Y nosotros somos los responsables de velar por ellos.
- Los límites no son negociables.
Castigos y consecuencias
La disciplina positiva es una metodología pedagógica que pone en juicio la imposición de castigos para que el niño realice la conducta que el profesor quiere.
Al hilo de esto, en la masterclass nuestra coach educativa y experta en disciplina positiva, Miriam Antón, también hablaba del refuerzo positivo y lanzaba la siguiente pregunta: ¿qué pasa si el niño cumple la norma? ¿Hay que reforzarlos positivamente?
La respuesta es no. Al haber acostumbrado al niño al refuerzo positivo, un método comprobado que funciona, lo que estamos haciendo es que en unos años, en su vida ya adulta, hayamos contribuido a crear una persona:
- Dependiente.
- Que necesita aprobación externa para tomar sus decisiones.
- Con baja autoestima. Descubre cómo fomentar la autoestima y seguridad de los niños en el aula.
- Que necesita constantemente justificar lo que hace.
¿Y qué pasa cuando el niño no cumple la norma?
Solemos confundir dos términos: castigo-consecuencia y consecuencia natural. Si un alumno no estudia, va a suspender. Esto es una consecuencia lógica o natural que guarda relación con el hecho.
En cambio si un alumno no estudia y se le castiga expulsándolo de clase, esto no guarda ninguna relación con la situación. Además, los castigos generan frustración y provocará que el alumno pase del profesor y que empeore su comportamiento.
Por tanto, no estaríamos atendiendo a sus necesidades. Pero, ¿y si le preguntaras qué le pasa y cómo puedes ayudarle? La situación cambiaría.
El enfoque en soluciones
Cuando un alumno suspende, castigarlo no es la solución. Pero sí puedes hablar con él, escucharle y encontrar soluciones útiles. Esto hará que en un futuro, el alumno en su vida adulta sea resolutivo e independiente.
Por tanto, este enfoque le dará al alumno herramientas que les ayudará a cuidar sus necesidades y la de los demás, de su entorno más cercano.
Algunas ideas para aplicar el enfoque de soluciones:
- Escucha activa.
- No juzgarlos.
- No imponerles nada.
- Comunicaros y crear un vínculo afectivo.
- Empatizar.
Es evidente que este enfoque requiere de más energía y constancia por parte del profesor. Pero es sin duda muy beneficioso y se obtienen buenos resultados.
Hay que ser consciente, autoevaluar cómo lo hacemos y empezar a fijar mini objetivos para implementar en el aula y ponerlo a prueba. Es una carrera de fondo en la que se van recogiendo frutos durante el camino.
Educación respetuosa y disciplina positiva para niños y adolescentes
Piensa cuál es la huella que quieres dejar en tus alumnos. Si quieres contribuir a que aprendan valores o a que mejoren su bienestar emocional y autoestima, deberás ir poco a poco, implementando algunos de estas herramientas de disciplina positiva:
- Hacer reuniones o asambleas.
- Establecer las normas entre todos.
- Fomentar el pensamiento crítico y reflexivo del alumno, para que analicen su trabajo y estado en el que se encuentran.
Esta es sin duda una ventana que te da la opción de ofrecer una retroalimentación de forma respetuosa. Pero es una metodología que hay que incorporar poco a poco y sin prisas, centrándonos en la disciplina positiva, desde el enfoque en soluciones.
No te agobies por pensar que estás haciéndolo mal porque impongas castigos o porque no establezcas bien las normas ni los límites. Lo mejor es vayas implementando poco a poco estos consejos. Te adelantamos que será un proceso motivador tanto para el niño como para el docente. Y te sentirás bien, con la sensación de contribuir a crear una sociedad mejor.
¿Cómo aplicas la disciplina positiva en el aula? ¿Qué técnicas utilizas en tus clases?