¿Por qué algunas personas aprenden más rápido que otras? Según una investigación realizada por la Universidad de Lund, nuestro cerebro da prioridad al aprendizaje de las personas con las que conectamos emocionalmente.
Investigaciones científicas han demostrado que aprendemos de nuestras experiencias individuales y de cómo las conectamos para formar nuevas ideas sobre el mundo que nos rodea. En este contexto, recientemente, un estudio llevado a cabo por neurocientíficos cognitivos de la Universidad de Lund, en Suecia, ha arrojado luz sobre un fenómeno intrigante:
Nuestro cerebro parece estar programado para aprender más eficientemente de personas que nos agradan, en comparación con aquellas que no nos caen bien.
Veamos, a continuación los resultados del estudio y algunas conclusiones que os van a sorprender… ¿Nos acompañas?
Los resultados del experimento
Para comprender cómo afecta la capacidad de aprendizaje y la formación de nuevas ideas, los investigadores organizaron una serie de experimentos. A los participantes se les asignó la tarea de recordar y conectar con diferentes objetos cotidianos.
Los resultados fueron sorprendentes. La capacidad de integración de la memoria, es decir, la habilidad para recordar y conectar información a través de experiencias de aprendizaje, se vio influenciada por la persona que presentaba la información. Cuando la información provenía de alguien que les agradaba, los participantes encontraron más fácil conectarla en comparación con cuando provenía de alguien que no les agradaba.
Los participantes definieron lo que significaba «gustarles» y «no gustarles» basándose en una variedad de aspectos, desde opiniones políticas hasta gustos musicales.
Este estudio reveló que las personas tienden a aprender mejor y a formar nuevas conexiones cuando la información proviene de grupos con los que se identifican o comparten simpatía.
¿Cómo funciona nuestra memoria?
El profesor Mikael Johansson, de la Universidad de Lund, señala que este estudio demuestra que los fenómenos importantes que observamos en la forma en que aprendemos están arraigados en los principios fundamentales que rigen el funcionamiento de nuestra memoria.
Tenemos una inclinación natural a formar nuevas conexiones y actualizar nuestros conocimientos cuando la información proviene de grupos que preferimos. Estos grupos tienden a compartir información que coincide con nuestras creencias y opiniones preexistentes, lo que puede reforzar nuestros puntos de vista, explica el profesor.
Conclusiones relevantes del estudio
El estudio reveló una conexión sorprendente entre nuestras preferencias y nuestra capacidad para aprender.
1. Aprendizaje basado en preferencias
La capacidad de recordar e integrar la memoria influye cuando la información provenía de fuentes preferidas, destacando la influencia del afecto en el proceso de aprendizaje.
2. Influencia de las fuentes favoritas
La integración en la memoria era más efectiva con información proveniente de fuentes agradables, comparada con aquellas desagradables.
3. Aplicaciones en la vida cotidiana
Las preferencias por las fuentes de información pueden moldear nuestras percepciones y decisiones, incluso cuando la causalidad es ambigua.
4. Polarización y resistencia al conocimiento
El estudio sugiere que nuestras preferencias pueden reforzar puntos de vista polarizados, destacando la importancia de la diversidad de fuentes en la formación de opiniones.
5. Rol de las funciones cerebrales
Estos hallazgos subrayan cómo nuestras preferencias afectan a procesos cognitivos fundamentales, como la memoria y el aprendizaje.
Puedes encontrar el estudio completo aquí.
¿Cómo influirá este estudio en el sector educativo?
Los resultados del estudio no solo ofrecen una comprensión más profunda del aprendizaje humano, sino que también tienen implicaciones prácticas para la educación y la formación.
Los profesores pueden aprovechar los hallazgos del estudio para innovar en sus enfoques educativos, centrándose en establecer relaciones personales con los estudiantes.
Al cultivar conexiones positivas, los educadores pueden mejorar la calidad del aprendizaje, utilizando métodos como la narración y el humor para crear vínculos más sólidos.
Además, la introducción de la tecnología en el aula y la inteligencia emocional puede fortalecer estas relaciones, facilitando interacciones significativas y fomentando el aprendizaje colaborativo, sin importar la distancia física.
En resumen, la investigación de la Universidad de Lund ofrece una visión reveladora de cómo nuestras conexiones personales moldean nuestro proceso de aprendizaje. Al comprender esta dinámica, podemos transformar la educación y la formación para empoderar a las generaciones futuras con las herramientas necesarias.
¿Te ha parecido interesante este estudio realizado por investigadores especializados en neurociencia cognitiva?